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Una constelación se puede desarrollar en consulta individual, trabajando con muñecos, plantillas o imaginación, o en taller grupal, en el que participan más clientes. 

Esta herramienta se incluye dentro de las terapias estratégicas breves y el fundamento del trabajo es que todas las personas tenemos ciertos patrones de actuación inconscientes (que guían nuestro comportamiento sin que los dirijamos conscientemente) y que pueden tener su origen o mantenimiento en circunstancias que nos han ocurrido en momentos vitales en los que no teníamos posibilidad de responder adecuadamente (habitualmente en la infancia).

Estos serían los patrones biográficos, explicados por nuestra propia historia. Pero, según la terapia sistémica, hay patrones heredados de nuestros propios padres o del sistema familiar. Bert Hellinger amplió el radio de influencia considerando que podíamos ser receptores de circunstancias de nuestra familia, transgeneracionales, que improntan en nosotros, en nuestro inconsciente y que llegan a dirigir nuestras acciones y nuestra vida.

Por fidelidad a nuestro sistema, por lo que se llama “amor ciego”, llevamos patrones o circunstancias que pertenecen a otro miembro de nuestra familia. Es lo que se llama “vínculo”. Para conocer estos posibles vínculos, el constelador elabora el genograma o esquema del sistema del cliente, preguntándole sobre los hechos relevantes de su sistema familiar: hechos de vida o de muerte como nacimientos, abortos, muertes prematuras, suicidios, uniones, hechos de guerra, herencias, migraciones, separaciones o divorcios, salud, enfermedades repetidas…

Una vez concretado el asunto o tema que incomoda al cliente y cuanto más clara sea su imagen de solución (expresada en positivo) y conociendo los hechos fundamentales de su sistema (genograma), el constelador formula una hipótesis de trabajo y en base a ella le pide al cliente que escoja (muñeco o plantilla en individual o persona en grupal) un representante para él y un representante o varios para el síntoma, una buena pareja, un buen trabajo…

Desde la configuración inicial (constelación), el facilitador comparte las observaciones con el cliente a la vez que este va abriéndose y compartiendo sensaciones, sentimientos, recuerdos… La constelación es una puerta al inconsciente personal y familiar.



Las posiciones y movimientos se explican entonces por los “órdenes del amor”, que según Bert Hellinger eran, por orden de importancia: orden de pertenencia (todos los miembros del sistema tienen el derecho de pertenecer), orden de jerarquía (quienes están antes en el sistema y quienes vinieron después) y orden de equilibrio (equilibrio entre el dar y el recibir). La observación de posibles desórdenes del sistema es lo que aporta claridad al cliente.

A diferencia del método científico, en el que todo está clasificado, ordenado y protocolizado, en las constelaciones familiares se utiliza el método fenomenológico, que consiste en lo contrario: no hacer, dejar que vaya surgiendo el movimiento en el campo y la respuesta en el cliente. Es por ello que, para un mismo asunto en diferentes clientes o en diferentes momentos vitales pueden desplegarse diferentes situaciones.



Las comprensiones de los vínculos, fidelidades, patrones repetidos, traumas propios o del sistema, es lo que hace que el cliente tenga una visión más clara de los mecanismos que originaron o perpetúan el problema y sea capaz de sentir más paz y bienestar. Esta comprensión no es cognitiva, es corporal, sensorial y profunda, ya que impregna nuestra esencia.

Para cerrar el trabajo, el constelador le pide al cliente o a su representante que diga unas frases orientadas a ‘respetar’ los órdenes del amor. Estas ‘frases sanadoras’ sirven para afianzar las comprensiones.



“Nunca se puede resolver un problema en el mismo nivel en el que fue creado”

Albert Einstein

El efecto de la constelación no siempre es inmediato, sino algo gradual que permite tener comprensiones durante los días o meses posteriores.

Tampoco son un oráculo, ya que no dicen qué tenemos que hacer. El constelador no juzga, opina ni aconseja. Al contrario, dan el poder al cliente -una vez se ha quitado la venda de los ojos que le impedía ver (amor ciego)-, para que sea consciente y pueda actuar de manera diferente ante la misma situación.



¿Cómo es el proceso?

En la primera sesión la consteladora le pide al cliente que verbalice su situación de la manera más concreta posible, así como sus expectativas del resultado de la constelación. 

Con una serie de preguntas sobre hechos familiares importantes se elabora el genograma indagando en cuestiones como cuándo empezó el síntoma, qué tratamientos se han llevado a cabo o cómo afecta a su vida la enfermedad. En esta primera sesión el cliente ya tiene comprensión sobre mecánicas inconscientes y la facilitadora sabe si está indicada la constelación.



En la segunda sesión individual la consteladora ya tiene formulada una hipótesis de trabajo y configura una constelación familiar en consulta. Esto significa que le pide al cliente que elija representante para la pareja, miembros de la familia, el trabajo, el síntoma… La configuración (semejante a una constelación) simboliza las relaciones que se establecen entre los distintos representantes del sistema.



Haciendo movimientos con los representantes, y viendo las reacciones del cliente en forma de gestos, recuerdos, emociones, se irán abriendo las puertas a entender cuál es el origen o por qué se mantiene el problema. Este método de observar todo lo que ocurre sin juicio es lo que permite que la constelación familiar sea totalmente individual y personalizada.



En la tercera y generalmente última sesión se recoge todo lo visto en el segundo encuentro, así como las emociones, las reacciones y las comprensiones a las que se ha llegado. A continuación se invita al cliente que haga unos deberes o que simplemente permanezca en silencio para ayudar a que integre esa nueva información. 



¿Cómo es el proceso?

En la primera sesión la consteladora le pide al cliente que verbalice su situación de la manera más concreta posible, así como sus expectativas del resultado de la constelación. 

Con una serie de preguntas sobre hechos familiares importantes se elabora el genograma indagando en cuestiones como cuándo empezó el síntoma, qué tratamientos se han llevado a cabo o cómo afecta a su vida la enfermedad. En esta primera sesión el cliente ya tiene comprensión sobre mecánicas inconscientes y la facilitadora sabe si está indicada la constelación.



En la segunda sesión individual la consteladora ya tiene formulada una hipótesis de trabajo y configura una constelación familiar en consulta. Esto significa que le pide al cliente que elija representante para la pareja, miembros de la familia, el trabajo, el síntoma… La configuración (semejante a una constelación) simboliza las relaciones que se establecen entre los distintos representantes del sistema.



Haciendo movimientos con los representantes, y viendo las reacciones del cliente en forma de gestos, recuerdos, emociones, se irán abriendo las puertas a entender cuál es el origen o por qué se mantiene el problema. Este método de observar todo lo que ocurre sin juicio es lo que permite que la constelación familiar sea totalmente individual y personalizada.



En la tercera y generalmente última sesión se recoge todo lo visto en el segundo encuentro, así como las emociones, las reacciones y las comprensiones a las que se ha llegado. A continuación se invita al cliente que haga unos deberes o que simplemente permanezca en silencio para ayudar a que integre esa nueva información.